Inducción y Onboarding: ¿en qué se diferencian?
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| Publicación agosto 23, 2024| Última actualización septiembre 12, 2024
Actualmente, existen dos términos dentro del mundo laboral que suelen confundirse, estos son inducción y onboarding. Aunque ambos procesos están diseñados para integrar a los nuevos colaboradores de una empresa, tienen enfoques y objetivos distintos.
Comprender estas diferencias es clave para asegurar una incorporación efectiva y positiva para los nuevos miembros de cualquier organización. En el presente artículo te contamos todo lo que necesitas saber sobre este tema. ¡Acompáñanos!
¿Qué es la inducción?
La inducción es el proceso inicial mediante el cual se familiariza al nuevo trabajador con la empresa, su cultura, sus políticas, y los aspectos básicos de su puesto de trabajo. Este proceso suele ser breve y está enfocado en proporcionar la información necesaria para que el colaborador pueda comenzar a trabajar de manera eficiente.
Propósito:
La inducción tiene como objetivo principal dar la bienvenida al colaborador. Es pertinente compartir con el nuevo miembro del equipo una visión general de la empresa, sus valores, y sus expectativas. Este proceso es esencial para asegurar que el trabajador se sienta parte de la organización desde el primer día.
Elementos clave de un proceso de inducción:
- Presentación de la empresa: misión, visión, valores y estructura organizacional.
- Revisión de políticas y procedimientos: normas internas, códigos de conducta, y seguridad y salud en el trabajo.
- Introducción al equipo de trabajo: conocer a sus compañeros y entender las dinámicas del equipo.
- Información sobre herramientas y recursos: acceso a software, sistemas, y recursos necesarios para el trabajo.
¿Qué es el onboarding?
El onboarding, por otro lado, es un proceso más extenso y profundo que la inducción. Su objetivo es ayudar al colaborador a adaptarse completamente a su nuevo rol, comprender a fondo sus responsabilidades, objetivos, y saber cómo encajan en el funcionamiento general de la empresa.
El onboarding puede durar desde varias semanas hasta varios meses, dependiendo de la complejidad del rol y la organización.
Alcance del onboarding:
El onboarding abarca una serie de actividades y procesos que van más allá de la simple bienvenida. Incluye entrenamientos específicos, mentorías, y reuniones periódicas para evaluar el progreso y aclarar dudas.
Beneficios del onboarding efectivo:
Un buen proceso de onboarding puede mejorar significativamente la retención de colaboradores, aumentar la productividad, y reducir el tiempo necesario para que el nuevo trabajador se sienta completamente integrado.
Según un estudio de Gallup, las empresas con programas de onboarding efectivos tienen hasta un 50% menos de rotación de personal en los primeros tres años.
¿Cuáles son las mejores prácticas para la inducción y el onboarding?
Ambos procesos son fundamentales, pero requieren enfoques distintos para ser efectivos.
Mejores prácticas para una inducción exitosa:
- Claridad y concisión: proporcionar la información esencial sin abrumar al nuevo trabajador.
- Interacción personal: facilitar encuentros con los miembros clave del equipo y la alta dirección.
- Feedback temprano: solicitar retroalimentación inicial para ajustar el proceso según sea necesario.
Mejores prácticas para un onboarding efectivo:
- Planificación detallada: establecer un calendario con hitos claros y objetivos a corto y mediano plazo.
- Apoyo continuo: asignar un mentor o compañero de trabajo que pueda ofrecer apoyo y orientación.
- Evaluaciones periódicas: realizar revisiones regulares para ajustar las expectativas y resolver cualquier problema.
Importancia de adaptar ambos procesos a la cultura organizacional:
Tanto la inducción como el onboarding deben alinearse con la cultura y valores de la empresa. Esto no solo refuerza la identidad organizacional, también facilita la integración del colaborador, permitiéndole comprender cómo sus acciones contribuyen al éxito global de la empresa.
La importancia de ambos procesos en el éxito organizacional
En resumen, ambos son procesos cruciales en la integración de nuevos trabajadores. La inducción se enfoca en la información básica y la bienvenida, mientras que el onboarding se centra en la adaptación profunda al rol y la empresa.
Implementar ambos procesos de manera efectiva no solo mejora la experiencia del nuevo colaborador, también contribuye al éxito a largo plazo de la organización.
Asegurarse de que estos procesos estén bien diseñados y alineados con la cultura organizacional es clave para maximizar su efectividad y, en última instancia, garantizar una incorporación exitosa que beneficie tanto al trabajador como a la empresa.
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