Ying-Yang: la conexión infinita entre humanización y tecnología
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| Publicación octubre 23, 2023| Última actualización octubre 23, 2023
Imagina por un momento un mundo donde la luz y la oscuridad, el frío y el calor, lo tangible y lo etéreo conviven en un baile perfectamente equilibrado. Esa es la promesa del ying-yang, el antiguo símbolo chino que representa el equilibrio entre dualidades. Ahora, piensa en nuestra era, donde la humanización y la tecnología parecen estar en una eterna disputa por la supremacía. ¿Y si te dijera que, en lugar de estar en oposición, están destinadas a complementarse como el ying-yang, abriendo puertas a posibilidades que aún no podemos imaginar?
Así como el ying-yang revela que uno no puede existir sin el otro, en este vertiginoso mundo moderno, la tecnología sin la esencia humana carece de alma, mientras que nuestra humanidad, potenciada por la tecnología, puede trascender límites nunca antes soñados.
Para la comunidad de Talento Humano, líderes de lo humano, los Hackers del Talento la tarea es monumental y crucial. En una era donde cada innovación digital puede parecer despersonalizadora, la pregunta es: ¿cómo mantenemos y fomentamos la humanidad en nuestras organizaciones?
En Hackers del Talento, he entrevistado más de 300 personas de Hispanoamérica, pensadores, líderes de Talento, CEOs, personas fuera de serie, que me han llevado a reflexionar sobre cómo responder esa pregunta. Si bien hay muchas acciones, hay tres puntos que me parecen fundamentales.
Los líderes modernos deben entender las herramientas y tendencias tecnológicas, y por supuesto combinarlo con las sutilezas y matices de la experiencia humana. Es fundamental capacitar y educar en un enfoque dual: la maestría tecnológica acompañada de una profunda comprensión y apreciación del factor humano. Según un estudio de McKinsey “ Generative AI en the future of work in America” el nivel directivo de las empresas invierto el 26% de su tiempo en habilidades tecnológicas y 64% en habilidades socio-emocionales. En esencia, es cultivar una mentalidad donde la tecnología y la humanidad no son mutuamente excluyentes, sino que se potencian mutuamente. Eso que llamamos Liderazgo Bimodal.
Además, cada vez que consideramos una nueva implementación tecnológica, debemos preguntarnos: ¿Esta innovación eleva o sofoca nuestra humanidad? El desafío es garantizar que cada innovación tecnológica sea una extensión de nuestro deseo de mejorar la experiencia humana, en lugar de reemplazarla o minimizarla. Y esto aplica no solo a las innovaciones que desarrollamos sino también a las herramientas que usamos. Eso es lo que llamamos Innovación Humanocéntrica.
Por último, al sumergimos en un mundo cada vez más digital, para nadie es un secreto que la data se ha convertido en una herramienta poderosa, brindándonos insights profundos, acelerando procesos y delineando tendencias. Mientras navegamos por estas olas de información, no debemos olvidar que la data por sí sola carece de corazón. Se convierte en verdaderamente poderosa cuando la combinamos con relaciones humanas genuinas: mirarnos a los ojos, comprender nuestras emociones, captar la esencia detrás de los números. La sinergia entre datos precisos y el entendimiento humano es donde radica el verdadero poder.
La data nos dice el "qué", pero son las conexiones humanas las que nos llevan a profundizar sobre el "por qué" y el "cómo".
Es lo que llamo Data-Antropólogia. Vivimos en una época de cambio y transformación acelerada. El equilibrio entre tecnología y humanidad, representado por el ying-yang, es más que una simple metáfora; es un mandato para las organizaciones modernas. Para los líderes de lo humano, los CHROs y los VPs de Talento, no se trata simplemente de adaptarse a este nuevo paisaje, sino de ser pioneros en él.Es lo que llamo Data-Antropólogia.
La danza entre la Data-Antropología, el Liderazgo Bimodal y la Innovación Humanocéntrica es esencial para garantizar que nuestras empresas no solo sobrevivan, sino que prosperen en este siglo XXI.
Cada día, las decisiones que tomamos determinan si avanzamos hacia un mundo más conectado y empático, o hacia una realidad más distante y mecánica. La elección es clara. Así que, mientras nos adentramos en esta nueva era, les hago un llamado:
No solo miren al futuro con optimismo, sino también con un compromiso renovado para infundir humanidad en cada innovación, para ver más allá de los datos y encontrar el corazón detrás de ellos, y para liderar con una visión que celebra tanto nuestro potencial tecnológico como nuestra esencia humana.
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