Columna del Experto

Que no te pare el síndrome del impostor… o de la impostora

<span id=hs_cos_wrapper_name class=hs_cos_wrapper hs_cos_wrapper_meta_field hs_cos_wrapper_type_text style= data-hs-cos-general-type=meta_field data-hs-cos-type=text Que no te pare el síndrome del impostor… o de la impostora

| 5 Minutos de lectura

| Publicación junio 12, 2024| Última actualización junio 12, 2024


Síguenos

En este artículo te hablo sobre uno de los fenómenos que más bloquean nuestro desarrollo profesional: el síndrome del impostor o la impostora. 

 

Veremos de qué se trata, cuáles son sus causas, cómo se manifiesta, cómo impacta en nuestro desarrollo profesional y, por supuesto, te doy cinco tips para que lo gestiones y deje de ser un obstáculo en tu carrera. ¡Empezamos!

 

¿Qué es el síndrome del impostor o de la impostora?

 

Se trata de un fenómeno psicológico que provoca que las personas sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias y que les dificulta aceptar que merecen lo que han obtenido como fruto de sus habilidades y talentos. 

 

Es algo muy habitual, lo sufren a lo largo de su vida en torno al 70% de la población afectando, en mayor medida, a las mujeres. 

 

Se puede padecer de forma puntual (porque hemos cambiado de trabajo o nos enfrentamos a un nuevo reto) o bien de forma sostenida, cuestionando sistemáticamente nuestras capacidades.

 

¿Cuáles son sus causas?

 

Este síndrome no tiene una única causa, sino que puede ser fruto de distintas circunstancias. 

 

Uno de los aspectos que lo fraguan tiene que ver con vivencias de nuestra infancia. Quizás de peques estuvimos en entornos muy exigentes, que nos generaban la sensación de que nunca éramos suficiente. O, por el contrario, crecimos en un entorno donde los reproches y la desvalorización eran constantes. 

 

Otro motivo que puede alimentar el síndrome es la idea que podamos tener del éxito y del fracaso. Idealizar el éxito o bien demonizar el fracaso son elementos que nos tensionan constantemente y que nos abocan a autoexigirnos de forma exagerada y a compararnos constantemente, con el desgaste que ello conlleva. 

 

¿Cómo se manifiesta?

  

La manifestación de este síndrome tiene que ver con la inseguridad, la autoexigencia y la frustración.

Se expresa mediante la duda en unx mismx, un perfeccionismo desmesurado o un temor irracional al error, al fallo, a decepcionar. 

 

Habitualmente se establecen cinco categorías para explicar la manifestación del síndrome del impostor o de la impostora:

 

  1. Perfeccionista: Engloba a todas aquellas personas que colocan muy alto las expectativas sobre sí mismas. Digamos que, cumpliendo el 99% de sus metas, se obsesionan y castigan por ese 1% que no han cumplido.

  2. Expertas: Este perfil corresponde a personas que “coleccionan” reconocimiento externo plasmado en certificaciones, títulos, etc. Al no sentirse nunca suficientemente competentes, siguen buscando y atesorando nuevas capacitaciones.

  3. Genio natural: Describe a personas que, a pesar de haber alcanzado un reto, se infravaloran porque consideran que el esfuerzo denota que “en realidad no soy tan buenx” porque se han tenido que esforzar.

  4. Individualista: Es esa necesidad que sienten algunas personas por hacerlo todo ellas, sin pedir ayuda. Tienen mucha dificultad en delegar y mucha facilidad en absorber todo tipo de tareas. En esta conducta se esconde un miedo irracional a que puedan descubrirse las incompetencias.

  5. Superwoman o Superman: Esta puede ser la manifestación más extenuante de todas. Sitúa el nivel de autoexigencia en cotas muy elevadas y en todas las facetas de la vida.

    De alguna manera, la persona persigue triunfar en todos y cada uno de los ámbitos que componen su día a día: excelente profesional, pareja, hijx, hermanx, amigx, madre, padre, etc. Necesita brillar en cualquier cosa que se proponga llevar a cabo. 

 

¿Cómo influye padecer este síndrome en mi desarrollo profesional?

 

El síndrome del impostor o de la impostora, actúa como un inhibidor en el desarrollo profesional de quien lo sufre. Así, el hecho de minusvalorarse se traduce en una presión innecesaria que, a menudo, acaba por drenar la energía que debería ser empleada para progresar. 

 

Del mismo modo, nace una necesidad de compararse continuamente, anhelando unas cualidades que, ni por asomo, suelen ser requeridas. 

 

Las personas que perciben su realidad de este modo dejan de asumir retos y van renunciando a sus aspiraciones. Se apodera de ellas el miedo a defraudar y a defraudarse, alimentando una espiral de frustración que, a su vez, las va alejando más y más de su desarrollo profesional. 

 

Cinco tips para gestionar el síndrome del impostor

 

  • Toma de consciencia. El primer paso para gestionar un obstáculo es siempre tomar consciencia de que existe. Reflexiona sobre todo lo que has leído y piensa si te sientes identificadx con lo que te he ido contando. Si es así, ¡sigue leyendo!

 

  • Relativiza y contrasta. Para aligerar la carga y facilitar la gestión del síndrome, es necesario que interiorices que NO solo te pasa a ti, sino a un porcentaje muy elevado de personas.

    Te animo a que preguntes a personas que admiras, a referentes para ti, si han padecido este síndrome. ¡Te va a sorprender la respuesta!

Como curiosidad decirte que Michelle Obama, Jennifer López, Emma Watson, Tom Hanks o Howard Schultz confiesan haberlo sufrido... 😉

 

  • Conócete a ti mismx y reconoce tus méritos. Detecta tus áreas de mejora pero pon el foco en aquello que ya es una habilidad desarrollada en ti. Echa la vista atrás y anota todo lo que ya has conseguido. Dar valor a nuestro recorrido alimenta nuestra autoestima. 

 

  • Fíjate metas realistas. A menudo nos marcamos objetivos demasiado ambiciosos. Revisa tus retos y, si es preciso, divídelos en submetas para hacerlo más digestivo.

    Salir de la zona de confort poco a poco, sin desbordarnos, es imprescindible para que nuestros retos se hagan realidad. 
  • Construye una red de apoyo. Rodearnos de personas que nos escuchan sin juzgarnos, que ven en nosotrxs nuestro potencial, es puro combustible para desarrollar nuestra mejor versión. Te invito encarecidamente a que construyas esa red que tanto nos sostiene como nos catapulta. Especialmente:

 

  1. Comparte tu inseguridad con personas de tu confianza. Está demostrado que las emociones, cuando se manifiestan, tienden a diluirse.

  2. Búscate un mentor o una mentora. Alguna persona que ya haya recorrido el mismo camino que tú quieres recorrer, puede ser una potente aliada. 

 

Te animo a que, si te resuena lo que has leído, te pongas manos a la obra. Ya sabes cómo se detonan los cambios: ¡mente, corazón y ACCIÓN!



Si quieres seguir profundizando puedes visitar mi Escuela Online https://escuelamercebrey.com y también mi página web https://www.mercebrey.com

¡Déjanos tu comentario!

Artículos relacionados